“ En Mónaco,
cuando no centraba buenos balones a Sony
Anderson o Mickaël Madar y ellos remataban
por encima de la valla de alambre de La Turbie ( campo de entrenamiento
del Mónaco ) adivinen quien tenía que ir a buscar la pelota : David Trezeguet y
yo. Incluso después de que me había convertido en campeón del mundo. Tigana (
entonces técnico del Mónaco ) me pidió
que llevará los petates del
entrenamiento, había una mujer y un par de hombres allí que se ofrecieron a
hacerlo , pero él dijo : “No, no, le toca a los jóvenes hacerlo”. Cuando yo era
un joven jugador en Mónaco , no había nombres en las taquillas, esperaba hasta
que llegaban todos los de la primera plantilla y encontraban un lugar para
sentarse. En el bus del equipo, cuando nos íbamos a las 10 de la mañana, acudía
hasta dos horas antes para asegurarme de no perderlo. Me quedaba allí durante
dos horas a la espera y no me sentaba hasta que me decían que podía hacerlo. Es
una pena que estos valores desaparezcan. Estamos perdiendo algo. Convertirse en
un profesional no es algo que se le debe a nadie. Cuando era más joven , era yo
el que iba a saludar a todos los profesionales. Hoy en día es casi al revés. Empecé
a recibir masajes cuando tenía 21 o 22 años. Si Tigana nos veía en la mesa de
masaje nos decía : “ ¿Qué estás haciendo aquí? ¿ Dónde le duele? ¿ Su espalda?
¿ Usted ha jugado 5 segundos en Ligue 1 y está dolorido? Vaya a entrenar , vaya
a correr y deje su sitio para Frank Dumas o Enzo Scifo”. Tenía razón. “ Thierry
Henry.
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