viernes, 6 de mayo de 2016

La teoría de las excusas.

 “Nosotros, en la Selección de Volley  Italiana, nos hicimos populares porque ganamos mucho. Y muchas veces  nos preguntan cómo se hace para tener una mentalidad de ganador. Y yo respondo: se obtiene ganando. Ganando,  ¿en qué sentido? En el sentido de que muchas veces se piensa que ganar  es solamente derrotar al adversario. Mientras que ganar, significa también superar tus propios límites. Ésta es la primera victoria que hay que obtener. Por ejemplo… cuando uno ya es adulto y aprende un deporte nuevo…como puede ser el esquiar ,cuando lo logra, obtiene una satisfacción como si hubiese ganado un partido. Ganar es también resolver las dificultades. Ésta es otra victoria que existe en la vida, como en el deporte. Y por último está la victoria ante el adversario.



Por otra parte, nosotros vivimos  en una sociedad que pretende asimilar toda la vida como si fuese un campeonato. Como si el deporte se pudiese trasladar a todas las situaciones de la vida………..La vida en cambio, no es un campeonato. Nosotros, que nos dedicamos al deporte,  tenemos una tarea particularmente difícil, sobre todo porque en el deporte no basta con hacer bien las cosas. Nosotros debemos hacerlas mejor que los demás. Si nosotros hacemos las cosas bien y después perdemos por una pelota, como pasó en Barcelona (17-16 en el último set), pocos se acuerdan si perdimos por mucho o por poco, y está bien, el deporte es así. Pero en la vida las cosas son diferentes, no es que si uno hace un punto menos que otro, es un perdedor. No hay que creer eso. A lo que sirve el deporte en cambio, según mi opinión, aunque todos hablen de la importancia del aspecto educativo, pero después le tengan miedo a la competencia en la escuela, como si la competencia de por sí, no estuviese. Como si a los chicos no les dijesen: "Prepárate para la vida, porque la vida es muy dura y hay que ser el mejor: estudia desde chico". El deporte enseña, y sirve para  aprender a perder además de ganar. Sirve para aprender que para ganar hay que hacer las cosas bien, hay que sacrificarse, hay que ser eficiente y hay que darle importancia, a las cosas importantes y a las cosas menos importantes, aunque el precio  sea muy costoso. Pero sirve también para aprender a perder. El verdadero deportista sabe que no se puede ganar siempre. La excepción es ganar siempre. Lo normal es el alternar entre la victoria y la derrota. Yo siempre dije que estoy muy orgulloso de la selección que ganó dos mundiales, dos copas de Europa , ………... Pero estoy también muy orgulloso del equipo que perdió...en las Olimpiadas de Barcelona por un motivo: Por que supieron perder. Cuando perdimos, no dijimos que fue culpa del árbitro, que tuvimos mala suerte,  que la federación no nos apoyó o que fue culpa de tal jugador o del técnico. Dijimos que el adversario fue más fuerte que nosotros, punto y aparte. Nosotros construimos una mentalidad, con el equipo, combatiendo eso que nosotros llamamos, la cultura de las excusas, que, ¿qué es? Es la eterna explicación de que no consigo hacer algo...No  porque yo  no quiera o pueda…sino porque hay obstáculos que yo no puedo vencer, y no puedo modificar. No es que yo no gané porque no fui el mejor, sino que circunstancias externas lo impidieron.


Había un equipo de básquet que era el “equipo de los sueños” de los americanos. Lo dije muchas veces: “Nosotros no somos el equipo de los sueños...somos un equipo que sueña”. Soñamos con ganar unas olimpiadas  y vamos a hacer todo lo posible para ganar y si no lo conseguimos no nos vamos a considerar perdedores. Sabremos que fallamos al objetivo y que fallar no quiere decir que somos una mierda .Esto es válido sobre todo para los jóvenes: Ustedes tienen que intentar ganar todo lo que puedan. Pero no crean en esos que les dicen que el mundo se divide entre ganadores y perdedores. El mundo, para mí, se divide entre buenas y malas personas. Ésta es la división más importante. Luego entre las malas personas habrá, lamentablemente, ganadores y entre las buenas personas, claro, habrá quien pierda también.”

Julio Velasco.

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